29 noviembre, 2006

Una perlita: "el desarme no reduce el delito"

El martes en el diario La Capital apareció una extraña pareja: el líder de una organización desarmista y el director del Renar, que en lugar de preocuparse por registrar armas, se ocupa de desarmar a la población civil. Como siempre, aparecen usando cifras amañadas, o directamente falsas para explicar que si los civiles entregan sus armas bajará el número de homicidios. Lo más insólito es que reconocen claramente que retirarle las armas a los civiles no sirve para bajar el delito. ¿Entonces?La excusa es que al retirar las armas de fuego se acabará la "violencia en conflictos interpersonales". Como si los diarios de todos los lunes no mostraran al cabo de todo fin de semana una ristra de asesinatos con botellas, palos y cuchillos tramontina. O como es noticia desde hace unos días, con el cinturón de una bata de baño.El que no quiera ver que atrás de la idea de sacarle las armas a los ciudadanos hay otra cosa, está viendo otro canal.

21 noviembre, 2006

Civiles con armas, civiles en armas

Un excelente recordatorio de que los ciudadanos en armas son los que realmente hicieron la Nación. Mal que le pese a nuestros diputados. De paso, una muy buena versión del himno.

20 noviembre, 2006

Otro éxito rotundo de las políticas desarmistas

La noticia llega de Washington D.C. y confirma lo exitoso de las políticas de desarme civil. El distrito es el que tiene una de las legislaciones más restrictivas de todo Estados Unidos, donde es casi imposible la tenencia legal.
Así y todo, se trata de una de las ciudades con más alto índice de muertes por armas de fuego. Algún arma ilegal estuvo detrás de 157 de los 186 homicidios que ocurrieron en 2005, una proporción similar a las de otras ciudades donde no hay control de armas. Jé.

16 noviembre, 2006

Armas contra la inseguridad, y en apego a la Constitución

El pueblo de Greenleaf, en Idaho, con apenas 862 habitantes se acaba de animar a dar un paso en contra del imperialismo ideológico dominante en materia de desarme. A través de una ordenanza municipal, se dispone que todo residente -salvo los objetores por motivos morales- tengan un arma en casa para prevenir el delito.
Y no es que Greenleaf sea una zona insegura: la prensa cuenta que la infracción más grave reportada en dos años fue una pelea a golpes. Sin embargo, el pueblo se ha impuesto mantener alta la seguridad ciudadana, y a la vez marcar su apoyo a la Segunda Enmienda.
Un contraejemplo, justo cuando nuestros legisladores restringen el acceso a las armas de los ciudadanos, minando la capacidad de defender el orden constitucional que preveía el texto de 1853.

14 noviembre, 2006

Desmentida olímpica

Y dijo el diputado Burzaco:

" creemos que es fundamental desarmar a la población civil. No es bueno que la gente posea armas."

Nada mas que para hacerlo quedar un poco mas estúpido, nomás, los tiradores olímpicos argentinos aportaron hasta hoy 13 medallas de oro en los juegos Odesur.
Felicitaciones a ellos, y buenos tiros.
Y al otro infeliz, a tomar por culo.

09 noviembre, 2006

Y llegó la ley de desarme


Finalmente, sólo con la oposición simbólica de tres diputados ayer se abprobó la Ley de desarme Civil. Nada distinto a lo que se anticipaba, el habitual voluntarismo que supone que la gente va a dejar las armas para complacer a los legisladores, que disfrutan de protección armada 24 horas al día, 365 días al año.
Lo más grave del texto es el artículo 1º que decreta la "emergencia" en la materia, siendo que no hay parámetros constitucionales para establecer de qué se trata esa situación. Es el punto que más oposición levantó (no fueron más de cinco o seis los legisladores que lo objetaron) pero se aprobó por el sólo hecho de que "así lo mandó el ejecutivo".
Un párrafo aparte se merecen dos infelices que dicen ser expertos en seguridad: Paola Spátola y Eugenio Burzaco, con el agravante que el último se autotitula defensor de las libertades y de los principios alberdianos.
Spátola, porque aunque la ley no nos menciona en ningún momento, e igual caemos en la volteada de la emergencia, alegó que ahora se "reconoce verdaderamente el derecho de los legítimos usuarios".
Burzaco, porque con su mejor intención de aferrarse al voto progre, dijo de la ley: "La consideramos útil y creemos que es fundamental desarmar a la población civil. No es bueno que la gente posea armas."
La única que dijo lo que se debía fue Nora Guinzburg, (del PRO) que hizo una exposición impecable, y luego votó en consecuencia por la negativa, reclacando que ningún desarme ha dado resultado para bajar la criminalidad y que si, a cambio, ha dejado a la población inerme ante el poder del Estado.