En medio de un clima que no es precisamente de confianza en el gobierno ni de tranquilidad en lo social, resurge el tema del desarme ciudadano. Primero, con la reaparición de la iniciativa de las senadoras Escudero y Perceval, que a contrapelo del principio constitucional que establece que lo que no está específicamente prohibido está permitido pretende imponer respecto al tema el principio de prohibición para todo lo que no sea específicamente autorizado por el Gobierno, a través supongo del RENAR.En un clima en que el ex presidente acusa a los productores de armarse no para defenderse de los patoteros paraestatales, sino para su imaginada conspiración golpista, reparecen las campañas en los medios intentando demostrar que las armas son el peor mal de la sociedad. Hace unos días el rol de idiota útil lo hizo Juan Carr (cuándo no...) en su blog de Clarín (cuándo no...). Hoy se le suma InfoBae (cuándo no...) La similitud de argumentos es casi una demostración de la participación en el mensaje de alguien más, un alguien que desde hace rato busca implementar una obra de ingeniería social.
Carr dice que cada 4 horas alguien muere a causa de un arma -sin hacer distinción si es obre de un criminal o por accidente- usando la misma fuente que sostiene que las armas son la segunda causa de muerte en la Argentina, superando a los accidentes de tránsito. Todo esto en un país donde desde hace años no existen estadísticas ciertas sobre delitos y victimización.
A cambio hay otras. Perfil, por ejemplo viene compilando el número de accidentes y muertes en las calles y rutas. A la fecha van 769 muertes, en 117 días que van de 2008. Casi 6.6 por día, o uno cada tres horas cuarenta minutos.
Son datos concretos. En cambio no se puede demostar lo que aseguran de las armas, y mucho menos si se desglosan las víctimas de la delincuencia. Por un único motivo: mienten.
Y mienten por un único motivo: nos quieren inermes, sumisos, esclavos.
No va a suceder.