19 julio, 2005

Otra vez con la historia del desarme civil

(publicado en BlogBis, y el 21.07 en NOTIAR)

Otra vez con la historia del desarme civil
Cada dos por tres aparece un progre iluminado discurseando sobre la necesidad de eliminar las armas en poder de los civiles. El gobierno tiene su proyecto al respecto, aunque varios de sus ministros y funcionarios, eludiendo las disposiciones vigentes se hicieron de un arma admitida sólo para instituciones armadas, y para actos de servicio.El viernes pasado el sitio Urgente 24 publicó una nota firmada por el diputado provincial (B.A.) Luis Bruni, que como es usual propicia el desarme confundiendo aserrín con pan rallado. El mismo día le mandé al director del sitio una nota a modo de réplica, con pedido de publicación. La reiteré dos días después y hasta ahora no ha aparecido. Por eso creo necesario colgarla acá, lamentando expresamente la decisión de ese sitio de mostrar sólo la campana de quienes pretenden coartar libertades individuales -aunque sea en capciosa defensa del bien común:
El desarme civil no es la respuesta a la violencia
La embestida final contra las armas en poder de los civiles está tomando forma en la Argentina. No importa que sean usuarios legítimos: coleccionistas, cazadores, amantes de la armas o simples ciudadanos ansiosos de cuidar por sí mismo bienes y vida.
Desde organizaciones integradas en redes internacionales, legisladores “progresistas” y desde el propio gobierno nacional se apunta a cercenar el mandato constitucional (“Todo ciudadano argentino está obligado a armarse en defensa de la Patria y de esta Constitución”) y a impedir a los ciudadanos ejercer el derecho de asegurar por si mismos el derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona consagrados en el artículo tercero de la Declaración Universal de los derechos del Hombre.
Hace unos días un legislador de la provincia de Buenos Aires sostenía en un artículo publicado en Urgente 24 la necesidad de promover el desarme civil, y sostenía tal necesidad a la luz de dos hechos lamentables, la masacre de Carmen de Patagones y un episodio ocurrido en Santa Fe en que un joven falleció tras jugar a la “ruleta rusa”.
Tal discurso, que imagina inocentemente que un mundo sin armas sería un mundo sin violencia, es una sinécdoque que confunde parte por todo. La violencia escolar no la causan las armas de fuego. Permanentemente se leen noticias de jóvenes golpeados, cortados y vejados en las escuelas, sin necesidad de empleo de armas de fuego. La violencia escolar es un problema en si mismo. Las armas de fuego son sólo en algunos casos extremos la herramienta que se emplea para expresarla. No hace falta recordar que en el caso de Patagones no se trataba de un arma ilegal, ni de un arma legal en poder de un civil. Se trataba de la pistola reglamentaria, entregada al padre del causante por el Estado. El desarme civil no hubiera evitado este episodio.
Es cierto que ocurren muertes y heridas ocasionadas por uso indebido o accidentes de armas de fuego. Pero ocurren muchísimas más por causa de accidentes vehiculares, y sin embargo no aparecen iluminados que imaginen una sociedad sin automóviles ni colectivos. Ni sin electricidad, o sin garrafas, a pesar que todos los años cientos de personas mueren electrocutadas y muchas viviendas son arrasadas por accidentes con gas propano.
El legislador vuelve a mezclar las aguas cuando refiere que los sucesos de Patagones o de Rafaela “nos alejan de nuestro objetivo de construir una sociedad más justa y pacífica”. Ni la enfermedad mental, ni la estupidez están al alcance de los legisladores. Si lo está construir una sociedad con elevados parámetros de seguridad urbana, donde los ciudadanos no se vean compelidos a tener un arma en casa para crear una mínima sensación de seguridad.También está a su alcance promover campañas para el blanqueo o la entrega de armas ilegales, ya que ése debería ser el único blanco de interés de los legisladores: forzar a los ciudadanos a respetar las leyes vigentes, sin intentar juegos de ingeniería social que a todas luces han fracasado en todo el mundo.
Lo que no ha fracasado es el empleo del desarme civil para pavimentar otras políticas:
En 1911 Turquía dispuso el control de armas civiles. Entre 1915 y 1917 aniquilaron a mas de 1.5 millones de armenios.
Triunfadora la revolución de 1917 en 1929 la URSS restringió fuertemente la tenencia de armas en manos civiles. Desde ese año y hasta 1953 unos 20 millones de disidentes desarmados fueron exterminados.
El mas conocido es el caso alemán. Su desarme civil iba a ser según Hitler "modelo para el mundo". 13 millones de judios, homosexuales, gitanos y otras minorías fueron liquidos.
China estableció la prohibición en 1935.
Las purgas políticas subsiguientes encontraron a la oposición desarmada, y facilitaron la eliminación de 20 millones de personas entre 1948 y 1953. En Latinoamérica vale el caso guatemalteco. A la prohibición de armas en manos civiles en 1964 le siguió el exterminio de mas de 100.000 indios mayas.
Se podría seguir con Uganda o la Camboya del Khmer Rouge, donde la ley de armas sirvió para arrasar a la minoría educada del país. Mas que para construir una “sociedad más justa y pacífica” la prohibición de armas a los civiles ha facilitado que gobiernos totalitarios en grandes números liquiden a unos cincuenta y cinco millones de personas.