Mientras siguen dando vueltas con el plan de desarme civil, con el argumento amañado de los "conflictos interpersonales", y la falacia de que las armas legales son robadas y alimentan al mercado delictivo, se sigue mirando para otro lado respecto a la relación entre armas secuestradas y de reparticiones que se desvían para alimentar la inseguridad cotidiana. Hasta que aparece alguna noticia, a la que la prensa prefiere no darle mucha bola, como la de un vigilante santafesino que alquilaba su pistola de servicio.