Uno de los argumentos meneados por los desarmistas hasta el hartazgo es que retirando las armas de manos de los civiles se eliminarán las muertes causadas por "conflictos interpersonales". Así, el bello pensamiento de quienes pretenden moldear la sociedad según su visión del mundo, hace a las armas de fuego únicas responsables de las heridas y muertes que se generan en disputas, peleas, rencillas y discusiones, cómo si estas se produjeran sólo por la presencia de un "fierro" y no como emergente de la violencia que desde el inicio de los tiempos acompaña la evolución humana.
La famosa frase de Einstein que decía que no sabía con que armas se pelearía la tercera guerra mundial, pero que la cuarta se pelearía con garrotes, refleja lo permenente de esa violencia: aún después de llevar a la humanidad al borde de la extinción los hombres seguirán agarrándose a garrotazos.
Como para reafirmar que la violencia encuentra cualquier medio para canalizarse, vale la pena mirar la foto que abre este post. En Kenia, como fruto de los enfrentamientos políticos los Kalejin se arman con arcos y flechas para enfrentar a los Kisii, en el pueblo de Chebilat. Apelando a estas armas ancestrales ayer dejaron 13 muertos.