La matanza del Virginia Tech ha dado que hablar a mucha gente, que aprovecha la ocasión para despacharse contra dos de los objétos fóbicos más frecuentes para buena parte del mundo "bienpensante": la cultura norteamericana, y las armas.
Acá en los comentarios a un post de Carlos, hemos tenido una muy buena muestra de esto a lo que me refiero. Hoy, al abrir el diario rosarino par excellence aparece lo mismo: críticas a la NRA, elogios al desarmismo, y a esa ficción de la "cultura de las armas".
Para los que no se hayan dado cuenta, la matanza se produjo enuna "gun free zone", lo que demuestra que el cartelito de prohibición no detiene a un sujeto gone amok, como las medidas desarmistas no impiden que los delincuentes tengan armas. Por el contrario, la ausencia asegurada de una respuesta seguramente facilita tanto estos killing sprees, como las corridas delictivas de un fierita de barrio.
Vuelvo a preguntarme, ¿cuantos hubieran sido los muertos en Blacksburg, si al percibir el principio del rampage, el pibe coreano hubiera recibido 147 grains bien puestos, de un guardia, un profesor, o hasta de un alumno legalmente armado?
Sobre la influencia de la cultura americana en estos trágicos incidentes, tal vez haya que recordar que el peor caso se dio en Corea, cuando en 1982 Woo Bum-Kon mató a 58 e hirió a 35 antes de matarse. O que en 1938 (cuando ni la TV ni el cine habían difundido la "gun culture" famosa) Mutsuo Toi asesinó a 30 e hirió a tres en la conocida Masacre de Tsuyama