Ayer me invitaron a una conferencia organizada por el “Foro por una Argentina sin armas ilegales”, una entidad conformada por organizaciones de tiro, de caza y respaldada por Aicacyp, la asociación de fabricantes y comerciantes de artículos para caza y pesca .
En primer lugar, merece mi elogio que alguien se haya puesto las pilas para –institucionalmente- responder a las pretensiones desarmistas de tanto político infame y tantas ONGs que baten el parche con el concepto pueril de que si se eliminan las armas se acaba la violencia. Hasta acá todo bien.
En primer lugar, merece mi elogio que alguien se haya puesto las pilas para –institucionalmente- responder a las pretensiones desarmistas de tanto político infame y tantas ONGs que baten el parche con el concepto pueril de que si se eliminan las armas se acaba la violencia. Hasta acá todo bien.
Fuera de esto todo lo demás fue pobrísimo. Disertó Ricardo Río, que podrá ser excelente instructor de tiro (supongo) pero que no estataba a la altura de un auditorio con kilos de pólvora quemada. El mensaje era el adecuado para una Sociedad Vecinal, donde haría falta diferenciar armas legales de armas ilegales, pero explicar que ningun Legítimo Usuario pretendería en su sano juicio emplear sus armas en hechos delictivos fue casi pueril.
Algunos argumentos, como asegurar que el exceso de portaciones facilitaba los actos violentos, o que prefería que sólo los capacitados y entrenados tuvieran armas, cayeron casi en el discurso desarmista. O en la visión “deportivista” del asunto que es casi tan peligrosa.
Permanentemente se intentó explicar que no había en el aire “intenciones desarmistas”, y aún más se indicó como inocuo el proyecto Escudero, que en sus consideraciones liminares dice “Establécese en la materia el principio de prohibición, salvo expresa autorización previa” y que exige para la autorización de tenencia demostrar “amenaza cierta”, poniendo a los ciudadanos al arbitrio de un funcionario de la administración de turno.
Es lógico que esto suceda: el Foro responde tanto a entidades deportivas (algunas con subvencion estatal) como a intereses comerciales. Lo grave es que esta institución, el foro, a falta de alguien que ocupe el espacio se arroga la representación de los Legítimos Usuarios, esto es de los ciudadanos que han sido ya habilitados para la tenencia de armas.
Sigo creyendo que en el país hace falta algo más. Algo que como la NRA que agrupe no a los LU por tener un papelito firmado por el RENAR, sino a los ciudadanos que en ejercicio de sus derechos no simplemente intenten mantener el ordenamiento legal actual, sino que pasando a la ofensiva hagan lo imposible para evitar que otra vez se avance sobre los derechos individuales, y se restrinja de manera arbitraria la tenencia y portación legal de armas de fuego.
Algunos argumentos, como asegurar que el exceso de portaciones facilitaba los actos violentos, o que prefería que sólo los capacitados y entrenados tuvieran armas, cayeron casi en el discurso desarmista. O en la visión “deportivista” del asunto que es casi tan peligrosa.
Permanentemente se intentó explicar que no había en el aire “intenciones desarmistas”, y aún más se indicó como inocuo el proyecto Escudero, que en sus consideraciones liminares dice “Establécese en la materia el principio de prohibición, salvo expresa autorización previa” y que exige para la autorización de tenencia demostrar “amenaza cierta”, poniendo a los ciudadanos al arbitrio de un funcionario de la administración de turno.
Es lógico que esto suceda: el Foro responde tanto a entidades deportivas (algunas con subvencion estatal) como a intereses comerciales. Lo grave es que esta institución, el foro, a falta de alguien que ocupe el espacio se arroga la representación de los Legítimos Usuarios, esto es de los ciudadanos que han sido ya habilitados para la tenencia de armas.
Sigo creyendo que en el país hace falta algo más. Algo que como la NRA que agrupe no a los LU por tener un papelito firmado por el RENAR, sino a los ciudadanos que en ejercicio de sus derechos no simplemente intenten mantener el ordenamiento legal actual, sino que pasando a la ofensiva hagan lo imposible para evitar que otra vez se avance sobre los derechos individuales, y se restrinja de manera arbitraria la tenencia y portación legal de armas de fuego.